Cirsa ha estado preparándose para su salida a bolsa, pero la volatilidad del mercado y los recientes acontecimientos geopolíticos han retrasado este proceso. La compañía ha contratado a los bancos de inversión Deutsche Bank, Barclays y Morgan Stanley para liderar la operación, aunque aún no ha fijado una fecha concreta para el debut, que podría ocurrir en el segundo trimestre del año con una valoración aproximada de 5.000 millones de euros.
La motivación principal detrás de la salida a bolsa es reducir el elevado endeudamiento de Cirsa, que actualmente tiene un ratio de apalancamiento de 3,8 veces sobre el EBITDA, con el objetivo de bajarlo a 2,75 veces. Esto implica una reducción de la deuda neta en 800 millones de euros, situándola alrededor de 1.900 millones. A pesar de los altos costes financieros que afectaron los beneficios, la compañía ha mostrado un sólido rendimiento operativo, con ingresos de 2.150 millones de euros y un EBITDA de 699 millones en el último ejercicio.
Cirsa tiene planes de continuar su crecimiento inorgánico con una disponibilidad de entre 400 y 500 millones de euros para nuevas inversiones. La compañía también tiene la intención de ofrecer un dividendo atractivo, con un payout del 35% del beneficio neto ajustado para atraer a los inversores.
A pesar de los intentos de llevar a Cirsa a la bolsa en 2022, la alta volatilidad del mercado, exacerbada por la invasión de Ucrania, había paralizado esos planes. Ahora, la empresa se enfrenta a un entorno incierto pero sigue confiando en sus números y su estrategia de crecimiento.